Cuando grabamos un matrimonio, lo primero que hacemos es desayunar muuuy muy bien… ya que estamos desde temprano junto a los novios, grabando, corriendo, consumiendo muchas energías, y casi nunca tenemos tiempo de comer ¡hasta la noche!
Muy parecido a un reality show, tratamos de perseguir y captar todas las situaciones valiosas para el recuerdo, tratando de que no se interpongan en el camino la recarga de las baterías, la memoria de la cámara, el cambio de lentes o de equipos de estabilización, ¡ni la espalda de nadie!… y mientras los novios no están haciendo mucho, aprovechamos y tratamos de inventar tomas bien originales para los detalles, los accesorios, los lugares… y luego, viene la acción.
Corremos a la iglesia para anticiparnos a la llegada de la novia y comenzamos a activar el sexto sentido… todo lo que pueda ser importante ¡hay que tenerlo! Ella, espléndida, entrando; él, derretido viéndola entrar, mientras tanto el papá llora, la madrina ríe, el abuelo aplaude, los pajecitos hacen gestos muy dulces, la iglesia luce hermosa, ¡la mamá se emociona! Es todo sucediendo a la vez, y aunque los invitados se atrevan a pensar que la misa puede llegar a ser larga o aburrida, para nosotros ¡pasa volando! Es muy agotador, pero hay que guardar una reserva más… viene la fiesta.
La comida ¡luce exquisita! peeero, primero viene la sesión de fotos, el primer brindis, ¡el primer baile! ¡No nos queremos perder nada! Luego, hay que descargar memorias. Tenemos unos minutos de descanso y mientras tanto, la comida siempre está muy buena… ¿y si nos metemos a la cocina a grabar? Es hora de activarse de nuevo… hay más detalles, coreografías, familiares bailando como nunca, momentos bellos de los novios, niños que siempre conmueven, y no mucho después ¡la hora loca! que para nosotros es muy loca, porque ninguno logra entender cómo es que aún seguimos de pie…
Pero para todo el que se pregunte después de haber leído esto, por qué razón seguimos amando lo que hacemos y por qué continuamos con muchas ganas de seguirlo haciendo, gracias a Cristi y a Mark tenemos algo que puede ayudarnos a responder:
“Sentimos que fue una especie de bendición haberlos contratado, ya que nos han dado la dicha de atesorar por siempre este momento tan especial. Poder sentir la misma emoción de ese día cada vez que vemos el video, es inexplicablemente grandioso.
Deben sentirse orgullosos de lograr con tan bello producto contribuir a la historia de cada una de las familias que los contrata, al preservar y transmitir con esencia la dedicación, la convivencia, la felicidad y el amor que se comparte alrededor del sacramento del matrimonio.
Priss, Alex, Diego y David: junto a ustedes hemos preservado nuestro testimonio, por eso les estaremos eternamente agradecidos y estamos seguros que si por momentos las cosas se ponen tensas, el video será nuestra terapia de pareja jajaja”.
Cristi y Mark.
Gracias Cristi y Mark por convertirse en parte de nuestra razón de existir. Al Agua ♥
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