En el matrimonio de Lorena y Alfredo quedó demostrado que una boda perfecta es aquella donde se sienten el amor y la alegría, no solo entre la pareja, sino el que proviene de las familias y los amigos. Y eso fue lo que sobró en este matrimonio: amor, cariño, emoción y desbordada alegría.
Lore y Alfre planificaron su matrimonio en la playa, en una posada espectacular de Caruao (en el estado Vargas), pero las cosas dieron un pequeño giro inesperado. No paraba de llover y cerraron la carretera durante algunas horas. Pero como son las cosas en esa bella familia, tantos obstáculos solo se convirtieron en parte de una gran aventura y en información valiosa para lo que todos afirmaban sería una historia digna de contar y recordar en el futuro. Así pues, contra vientos, mareas y, en este caso, lluvias torrenciales, Lore y Alfre hicieron el matrimonio que soñaron. Cómo sería la buena vibra, que la lluvia cesó para recibir a Lorena en las viejas calles del pueblito de La Sabana, en donde 3 pichurras locales corrieron a abrazarla pensando (y esto es verídico) que se trataba de una princesa. Paseaba con su nuevo cortejo entre las fachadas desgastadas de las callejuelas haciendo algo de tiempo mientras su familia paterna, los Méndez, se daban sus acostumbrados minutillos de retraso, esta vez con una excelente excusa: junto a las tías Smith (las del lado materno), se encargaron por completo, y durante toda la mañana, de la decoración floral de la fiesta, la iglesia y los bouquets. Francamente hicieron un increíble trabajo.
Alfre también aprovechó el sol para zambullirse junto a los primos y amigos en la piscina, jugando con nuestra GoPro (una camarita resistente al agua), demostrando los beneficios de ser “el novio” el día del matrimonio y dejando para nosotros el material más gracioso de todo el video.
En la iglesia, los sabrosos tambores, cuatros y voces del Guaraleo abrieron con sabor la ceremonia, contando con el lujo de tener entre sus intérpretes la voz de Gisela Smith, nada más y nada menos que la mamá de la novia. A la mayoría nos dejó con el guarapo aguaíto con su Ave María, y para salir de la iglesia puso a todo el mundo a salir bailando, incluyendo a los novios!
Después de haber estado en varias bodas en la playa tengo que admitir que todas han tenido la misma particularidad: las fiestas son UNA LOCURA. Algo tiene el hecho de estar lejos de casa y metidos en el calor de la noche playera que desata una incontrolable euforia. Este caso no fue la excepción… no había un alma que no estuviera dando brincos en la pista de baile entre sudor, risas, guerra de agua, y coreadas a “la abuela, la abuela, la abuela”. Nosotros mismos nos vimos en la necesidad de compartir el tiempo entre el trabajo y el disfrute porque nos arrastramos también a la locura y no queríamos que la fiesta terminara. Nos hacíamos llamar “la fiesta ambulante” ya que al final, cuando apagaron la música, íbamos cornetas al hombro y puños al aire tratando de revivir a los últimos sobrevivientes de la noche. Qué noche.
Llegamos con la sorpresa del video terminado el 1ero de enero a casa de los padres de Lore, en pleno VI torneo familiar de Ping Pong que organiza la familia Méndez-Smith todos los 1ero de enero. Toda la familia presente, fieles al tradicional torneo, se reunió en la sala a ver el resultado de nuestro trabajo. Estar allí para ver las risas, las moqueadas y los aplausos, y luego recibir tantos abrazos, agradecimientos y lágrimas me hacen recordar lo lindo y gratificante que es este trabajo, sea cuando se trata de parejas de desconocidos, quienes nos abren las puertas de su intimidad familiar durante un día tan especial, o sea (y sobre todo) cuando se trata de personas a las que quiero tanto como a Lore + Alfre.
Al Agua ♥.
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